Bitácora de Diego Feria

Archive for May 7th, 2008

Las abejas no solo sorprenden por ser insectos sociales que viven en comunidades altamente complejas las cuales incluyen un sistema de división del trabajo según castas o tipos de abejas, sino que además las abejas poseen un sistema de comunicación sofisticado y una asombrosa capacidad, tal vez programada en sus genes, de optimizar determinadas figuras geométricas.

El sistema de comunicación de las abejas fue estudiado a principios del siglo XX por Karl Von Frisch, en un artículo que le mereció el premio nobel de medicina. Frisch pudo demostrar que mediante determinados movimientos (danza de la abeja) y mediante el movimiento vibratorio del abdomen (meneo) las abejas exploradoras informan al resto de la colmena en dónde se encuentra la fuente de alimento, señalando la dirección y la distancia.

Si la danza es en círculo, es decir, si la abeja traza toda una serie de círculos horizontales, de derecha a izquierda, y luego de izquierda a derecha, nos indica que la fuente de alimento se encuentra a una distancia de 10 metros, pero a la redonda del panal. Por el contrario, si la danza es de la cola, es decir, si nos imita más o menos con su abdomen la figura de un «8», nos indica que el alimento se encuentra a más de 100 metros de distancia y en la dirección que apunta con la cola. La función, tanto de una danza como de la otra, es la de señalar a sus compañeras una buena fuente de alimento, pero además la segunda indica también la dirección y la distancia en la que se encuentra.

En cuanto a la capacidad para optimizar figuras geométricas, El primero en darse cuenta de la curiosidad matemática que habita en un panal fue el matemático Griego Papus de Alejandría. Papus se preguntó ¿por qué las abejas guardan la miel en celdillas hexagonales si sería mucho más simple hacerlo en cuadrados o triángulos equiláteros? El matemático griego encontró, que al hacerlo de esta manera lograban aprovechar eficientemente, el espacio al máximo. Tras una serie de cálculos Papus logró demostrar que entre los polígonos regulares que poseen el mismo perímetro, se logra encerrar más área en aquellos con mayor número de lados.

Al construir las celdas de forma hexagonal, las abejas saben entonces, que con la misma cantidad de cera logran conseguir una mayor cantidad de superficie para almacenar su miel que si lo hicieran con formas más simples como los cuadrados o triángulos equiláteros. ¿Quién le enseñó esto a las abejas?


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